perspectivas

Siempre hay varias maneras de ver las cosas. Diferentes perspectivas. Un ejemplo claro es la imagen que ilustra este artículo. Tenemos delante nuestro un cilindro. Si lo miramos desde la derecha, nos parecerá un cuadrado. Si lo miramos desde la izquierda, veremos un círculo. Pero si nos alejamos y observamos la figura desde una cierta perspectiva, veremos un cilindro. Quizás, si nos alejáramos un poco más, o lo observáramos desde otro punto, veríamos algo totalmente diferente.

Este ejemplo es perfecto para darnos cuenta de que la mayoría de las veces vivimos la vida y percibimos lo que nos ocurre desde nuestra propia perspectiva. Una perspectiva que, a menudo, es un cuadrado o un círculo. Es decir, es una «imagen limitada y simple» cuando, en realidad, es mucho más.

Personalmente, recordar que tengo una perspectiva limitada de todo aquello que me sucede y, especialmente, de aquello que considero como «un problema» es lo que más me ayuda a tratar de fluir y a vivir la vida con mayor alegría y calma.

Tengo tendencia (y me pongo yo como ejemplo, pero podría asegurar que es algo que ocurre a nivel bastante generalizado) a explicarme mis propias historias sobre aquello que me pasa. Observo las situaciones desde mi propia perspectiva, en ocasiones bastante limitada. Hay algunas que se repiten a lo largo de los años, y que ocupan irremediamblemente a diario mis pensamientos más «auto-torturadores«.

Digo «auto-torturadores» porque cuando empezamos a taladrarnos a nosotros mismos con pensamientos repetitivos sobre una situación concreta que no nos llevan a ningún lugar, acabamos machacándonos sin medida. Haciéndonos daños a nosotros mismos. Entramos en un círculo vicioso del que no sabemos salir. Nos quedamos estancados en «ese cuadro» y no nos damos cuenta de que, quizás mirando las cosas desde otro punto de vista, veríamos un círculo. O quizás, si nos alejáramos un poco más, podríamos ver incluso un cilindro.

Nuestras creencias nos llevan a observar las cosas desde una perspectiva limitada

Vivimos nuestra vida desde nuestro único punto de vista. Con nuestras creencias, con nuestros pensamientos, con nuestra manera de ver las cosas… Y nos cuesta «desenfocarnos» y salir de esa «realidad» que nos creamos y de las historias que nos explicamos. No nos damos cuenta de que hay mucho más «detrás de la pantalla» o «behind the scenes» como dirían los ingleses.

Nos creamos nuestras propias películas, vivimos cada día las escenas que nos vamos generando, desde la cámara de nuestra mirada. Pero sí, como en las películas que vemos en el cine, hay mucho más «tras la pantalla». Don Miguel Ruiz habla muy bien sobre ello en su libro ‘Los 4 Acuerdos’.

Pondré un ejemplo claro sobre una realidad que nos están explicando desde hace unas semanas constantemente en Telecinco. Rocío Carrasco está explicando «su realidad», «su historia». Cómo vivió y cómo se ha repetido sus vivencias (a sí misma y a los que le rodean) durante los últimos 20 años. Está compartiendo con nosotros «su cuadrado». Y Telecinco nos está haciendo ver este cuadrado como «la única realidad». Pero en realidad, en la vida todo es un cilindro (o mucho más).

Su ex-marido lleva más de 20 años explicando en televisión su propia visión de la misma historia. Sería en este caso, «el círculo». Pero, la realidad es que la historia que vivieron no es ni un cuadrado ni un círculo. Es un «cilindro», o mucho más. Hay diferentes perspectivas sobre lo que les sucedió. Cada uno de ell@s explica su historia tal y como la vivió, o como creyó que la vivió que, al fin y al cabo, es lo mismo.

Evidentemente, no pretendo inmiscuirme en un tema tan delicado como la violencia de género. Pero me parece que este tema que actualmente genera debates a diario es un ejemplo muy claro sobre las diferentes perspectivas bajo las que se puede observar una misma situación.

Normalmente, las noticias, nos explican lo que ocurre en la sociedad de la misma manera. Mostrándonos un «cuadro» o un «círculo» sobre una realidad que es «un cilindro» (me sigo quedando con este símil porque creo que es muy clarificador)

Y nosotros, en general, hacemos igual con lo que nos sucede en la vida. Nos quedamos encallados con nuestras historias. Quizás algunas las vamos variando, cambiamos a sus protagonistas, pero nos cuesta dar un paso atrás y aprender a ver esa figura tridimensional que se oculta tras la imagen bidimensional que nos explicamos constantemente.

¿Cómo cambiar estas perspectivas?

A mi me funciona leer artículos o ver vídeos que abran mi mente. Hablar con compañer@s más conscientes, y realizar terapias que me ayuden a recordar cómo me he vuelto a estancar en mis propias historias mentales, en mi manera de ver las cosas. Caigo constantemente en las imágenes bidimensionales, es cierto… Pero trato de recordar que hay mucho más.

Recuerdo que en esta vida todo lo que vivimos es un aprendizaje. Estamos constantemente aprendiendo a ser mejores personas y a evolucionar. O mejor, dicho, la vida nos ofrece constantemente oportunidades para aprender. Pero tan sólo si somos conscientes de ello y tratamos de ir «trabajándonos» para superar estos exámenes con nota, podremos ir pasando de curso poco a poco.

¿Y qué supone «pasar de curso» en la vida? Supone ganar paz interior, tranquilidad y, en consecuencia, felicidad y alegría. Supone también llegar a vivir la vida que queremos. Pasar de ser marionetas que bailan al son de quien mueve los hilos, a caminar con total libertad creando la vida que queremos. Sí, de acuerdo. Esto es nivel Master. Pero se puede llegar.

Debemos recordar que tenemos el poder para crear nuestra propia realidad y que, si seguimos encallados en nuestras propias historias limitadoras, tan sólo conseguiremos reproducirlas constantemente. Si no paro de quejarme de que mi pareja no «está a la altura» en diferentes circunstancias del día a día, no cambiará nunca esa situación, porque tan sólo lograré perpetuarla. He de cambiar el enfoque, centrarme en mi, y tratar de estar yo a la altura de mi propia vida. A partir de aquí, todo cambiará en una u otra dirección. Y, sobretodo, ganaré paz interior liberándome de pensamientos que no me llevan a ningún lado.

Como ya he dicho en anteriores artículos, Santos Ávila y sus videos y libros sobre Ho’oponopono me han ayudado mucho a comprender que me estancaba horrores en mi propia perspectiva basada en mis creencias y a ir soltandolas poco a poco. Acostumbro a decir que es un proceso lento y trabajoso… Pero no deja de ser nuevamente mi propia «historia», que también debo aprender a soltar y a mirar desde otra perspectiva.

El sufrimiento y las perspectivas

Sufrimos porque nos quedamos anclados en nuestra manera de ver las cosas. Porque no dejamos de repetirnos mentalmente esas historias que nos provocan constantemente dolor.

Por ejemplo, cuando nos enfadamos con alguien, ¿no os sucede que mentalmente no paráis de daros la razón e imaginar conversaciones fictícias en las que «vomitáis» todo aquello que no habéis sabido/podido expresar verbalmente ante la otra persona? Entramos en un bucle infinito del que no salimos o no sabemos salir. Darnos cuenta de ello es un primer paso para cambiar y para empezar a dejar de sufrir por ciertas situaciones. La clave está en tratar de cambiar el enfoque. Tratar de observar la situación desde otra perspectiva. Reconocer el aprendizaje que hay detrás de ella.

Hacer lo mismo con todo aquello que nos ocurre en la vida, con todo aquello que consideramos «un problema» o una situación en la que nos sentimos estancados y no sabemos salir, logrará que, como mínimo, ganemos paz interior. A partir de ahí, se trata de seguir dando pasitos de hormiga (o de gacela) para dirigirnos hacia donde queremos.

Las cosas nunca son como parecen. Siempre podemos observarlas desde una perspectiva diferente y así, todo cambia.

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