El proceso de sanación

En este episodio 21 del podcast ‘Living la Vida Unicornio’ reflexiono sobre la situación actual que estamos viviendo. Para mí, nos está pidiendo a gritos que nos comprometamos con nuestro propio proceso de sanación.

Tratando de dar una lectura holística a lo que está pasando, desde mi punto de vista, el virus X ha aparecido en nuestra sociedad para decirnos que estamos «enfermos». Todos. En mayor o menor medida. Y debemos sanarnos.

Es cierto que asociamos la «enfermedad» a una cuestión del cuerpo físico. Pero va mucho más allá. Todos tenemos heridas internas que a menudo pasamos por alto, y que son las que nos provocan un profundo sufrimiento.

Ese sufrimiento es el que provoca la crispación, la violencia, la ira, las decisiones irracionales, el abuso de poder, la falta de compasión. Es el que puede conducir a la depresión, a la ansiedad o a cualquier otro tipo de «enfermedad» física o mental.

El proceso de sanación no es un camino fácil, pero está lleno de belleza, de magia y de serendipias.

El proceso de sanación comienza con la toma de conciencia

Pero para comenzar a sanar, primero debemos de ser conscientes de nuestras heridas. Debemos mirar hacia dentro y contemplarnos y esto es algo que no acostumbramos a hacer. Normalmente miramos hacia afuera y culpamos a los demás de lo que nos sucede.

Ahora que volvemos a estar medio confinados, es un buen momento para mirar de verdad hacia adentro. Observarnos. Descubrir quiénes somos, qué hacemos y dónde nos duele y cuándo. No hablo simplemente del dolor físico. Hablo de aquello que nos hace enfadarnos, que nos pone tristes, que nos hace «sufrir».

El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Depende de nuestros pensamientos. Si son auto-destructivos, repetitivos y recurrentes, o si conseguimos salir de esa espiral y optar por pensar de manera diferente a la habitual. Poniendo el foco en nosotros y en cosas creativas y constructivas.

De eso se trata el proceso de sanación. De descubrir cuáles son nuestras heridas y comprometernos a sanarlas a través de nuestra conciencia, de nuestro cambio y evolución.

Como ya he comentado en alguna otra ocasión, cambiar patrones de pensamiento no es fácil. Pero es posible. Hay técnicas como el ho’oponopono que ayudan a ello.

El compromiso y la auto-disciplina son básicos

Lo que ocurre es que, cuando ya tenemos una cierta edad, debemos tener una gran auto-disciplina para hacerlo. Os pondré un ejemplo muy simple de lo que quiero decir. Esta semana hice una clase de pádel y el profesor me decía cómo debía responder a una bolea. Me decía que yo daba una vuelta con el brazo que era inútil, y que debía ir directa del centro a la derecha. Pero yo, erre que erre, instintivamente, hacía un círculo con mi brazo en lugar de ir en línea recta. Tenía delante al profesor y me gritaba «así no»! Pero me costaba horrores hacerme consciente de ello porque tenía automatizado el otro movimiento.

Se trata de eso, de cambiar los pensamientos y las maneras de hacer y de reaccionar que tenemos «automatizadas» de toda nuestra vida. Para ello, hemos de detectar cuándo lo estamos haciendo «mal» y modificarlo. No tenemos siempre delante a un «profesor» que nos diga «así no». Hemos de hacerlo nosotros mismos.

Os propongo comprometeros con vosotros mismos en vuestra sanación y evolución. Yo me he comprometido. Y espero no fallarme! Gracias por escucharme.


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